martes, 2 de diciembre de 2008

La invasión de los electrófagos



La psicotronía carpeto-vetónica, tan boyante en el cine bis de Paul Naschy o Jess Franco, hayó terreno predilecto en la “infra-literatura” de kiosko, remedo autóctono de los delirantes pulps anglosajones. Y fue, cómo no, en el campo tan denostado de la ciencia-ficción, donde dio sus frutos más Increíblemente Extraños.
Como bien señala E. Martínez Peñaranda en su contribución al necesario volumen colectivo La ciencia ficción española (Robel SL, 2002) la “extraña colección Robot de Alan Comet” se llevó la palma en eso del Extrañismo.

“Para desprenderse de los asesinos, los ladrones, los condenados a muerte, los indeseables de todas las especies, los terrestres les abandonan en la Luna. Al cabo de varias generaciones, estos individuos y sus descendientes se han organizado, han conseguido un enorme poder que mantienen oculto y que constituye una terrible amenaza para la Tierra, provoca una verdadera locura en la Humanidad, un cataclismo cósmico y, por último... el "Retorno a Cero"…

Así rezaba, allá por 1955, la enigmática contraportada del segundo volumen de la colección Robot, La invasión de los electrófagos!! España acababa de entrar en la ONU y he aquí lo que esperaba!!

“Para aquellos que creen que el tiempo y la evolución de la sociedad nos darán la efelicidad y la paz, está escrito este libro”, anunciaba ominosamente el prólogo. “Y si olvidan, llevados por la lectura de todos esos falsos profetas del FUTURO, que la Tierra es y será un valle de lágrimas, las líneas que siguen intentarán demostrarles que aunque los peligros internos desaparezcan, nuestro planeta puede ser centro de luchas desesperadas entre los infinitos mundos que habitan el Espacio…”

La Guerra Fría a escala intersideral, vista por un escéptico (un tanto agustiniano) del “progreso” –el Régimen, en los 50, también lo era…

¿Quiénes son esos temibles electrófagos? ¿De dónde vienen? ¿Qué quieren de nuestro pobre planeta, a mediados del siglo XXI?

Los electrófagos provienen de Kruphon, en la constelación de Andrómeda…

“Aproximadamente en el tiempo en que se montaba en la Tierra el formidable edificio del Imperio Romano, a millones de añoz-luz de nuestro sistema, se iniciaba la vida de unos nuevos seres… LOS ELECTRÓFAGOS… ¡Comedores de electricidad! Pobladores de los abismos intersiderales, vagaban en el vacío, viviendo, reproduciéndose y muriendo en unas circunstancias fantásticas y flotando a merced de la masa de su polvareda c´somica, cuya carga eléctrica iba disminuyendo…”

Estos hambrientos vagabundos (rindiendo homenaje a uno de los iconos de aquella larga postguerra podríamos tirldarlos de “Carpantas interestelares”) aparecen por nuestro sistema solar y advierten nuestro pequeño planeta… “al percatarse de que se encontraban junto a un mundo excesivamente rico en electricidad, se lanzaron hambrientos sobre el mismo”…

Ni cortos ni perezosos los electrófagos se lanzan contra el Imperio Trans-Atlántico (las Américas unidas bajo la férula de la doctrina Monroe), papeando toda la electricidad que encuentran y causando colapsos urbanos al modo de los monstruos godzilescos de la contamporánea Toho. Más ladinos que estos (estamos, al fin y al cabo, en el país de la picaresca) deciden retirarse prudentemente a la espera que los estúpidos humanos reparen los desperfectos y así produzcan más electricidad!!

La pareja protanogista –los trans-atlánticos Bruce y Margaret- está visitando el Pabellón de Cibernética (homenaje a Norbert Wiener, padre de la tecnocrática “sociedad organizativa”) en la LII Exposición Internacional de Berlín y admirando un ejemplar de electrófago, cuya peculiar anatomía cubre un “depósito de carga eléctrica” protegido por capas de “masa grasienta (aislante)” (!!).

La contemplación del bicho capturado da pie a que Bruce, filósofo un tanto dominguero, reflexione sobre la pasada invasión:

“Los trágicos momentos por los que ha pasado nuestro Imperio demuestra que no somos mas qu elos esclavos de las propias fuerzas que hemos puesto a nuestros pies (…) Basó que la electricidad nos faltase para que todo nuestro poderío, para que toda nuestra fuerza y nuestro orgullo se viniesen abajo como el más frágil castillo de naipes…”

Tal era ya el mensaje de clásicos catastrofistas tecnofóbicos como el Ravage de Barjavel, alegato, como el de Bruce, contra la modernidad eléctrica –la “Era eléctrica” de MacLuhan, sucesora de la Galaxia Gutenberg… Tal vez la obra refleje aquí el retro-arcaísmo del Régimen franquista frente a los miedos del timidísimo aperturismo en ciernes –ONU, turismo, tecnocracia…- o tal vez no, ya que la literatura –y más la que a nosotros aquí nos interesa- puede resistir de miles de maneras al peso de la Historia.

En todo caso los electrófagos, como en las buenas pelis de monstruos, están de vuelta, esta vez para zamparse la eléctrica Berlín y, de paso, los Estados Unidos de Europa.

Mientras Bruce trata de convencer al embajador del Imperio de la necesidad de acabar de un plumazo con la electricidad (!!), la Tierra se salva del único modo que sabe hacerlo en las producciones más rutinarias de los fifties, a cohetazo limpio.

La polvareda cósmica donde transitan los electrófagos queda destruída, y con ella sus habitantes.

El Apocalipsis había sido, una vez más, conjurado.

No por mucho tiempo, ya que estaban esperando a las puertas de la próxima entrega en el kiosko Los micro-robots de Saturno…

Enrique Sánchez Pascual, el hombre que fue Alan Comet pero también Alan Star, Alex Simmons, H.S. Thels, Law Space, Marcus Sidereo (!!) o W. Sampas, prosiguió una increíble carrera –responsable, junto a García Lecha y Juan Gallardo Muñoz de más del 42% del total de los bolsilibros españoles de ciencia ficción, que se cuentan por miles!!

Otro de esos héroes olvidados que, como apuntaba Larry Winter (alias José Caballer, o viceversa), salvó mensualmente a la Humanidad de su destrucción total en cientos de modestos libritos cargados de ruido y furia interestelar…


ps. Para los amantes de la añeja psicotronía ibérica señalemos entre nuestros ciber-hermanos, la siempre útil http://www.tercerafundacion.net/biblioteca y la divertida iconografía de http://museodeliteraturapopular.blogspot.com/

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