miércoles, 15 de octubre de 2008

El Arte de la Locura




Uno de los documentos más Extraños sobre la locura nos viene, una vez más, de la zumbadísima “fin-de-siècle” gala.

Se trata de Los Misterios del poder oculto. El Arte de hacer locos y locas desenmascarado por revelaciones sobre el origen de la locura; e historia de un loco contada por sí mismo del olvidado Henry Rollin (1896).

“Lo que se designa bajo el nombre de locura”, explica el autor, “no es simple y llanamante más que hipnotismo, y como somos todos hipnotizables somos igualmente susceptibles de volvernos locos (o locas)”, añade.

Acto seguido nos explica el procedimiento a seguir: “Para hipnotizar a alguien se le hace absorber, sin que se de cuenta, un producto diluido en sus alimentos o su bebida que no es sino un violento veneno. El producto es la castaña de la India [!], fruto que orna nuestros paseos públicos o privados y que, reducida en polvo, puede meterse en el pan antes de cocerse (…) mientras que en las bebidas se utiliza, creo, esencia o extracto de castaña”.

Pero la cosa no para ahí. Una vez hipnotizada la víctima, hay que llevársela a un asilo…
“En los asilos existen varias categorías de internos; hay los locos propiamente dicho, es decir los hipnotizados; también están los hipnotizadores, diseminados entre estos y encargados de sugerirles los actos y palabras constituyentes de la locura…”!!!

¿Os suena por casualidad a película de terror? ¿Tal vez al clásico del horror paranoide El Gabinete del Doctor Caligari? Pues no sé si Hans Janowitz y Carl Mayer se inspiraron en Rollin para su magnífico guión (lo cual sería todo un scoop para los cinéfagos del mundo mundial) o si lo hemos de achacar al turbulento Zeitgeist (“espíritu de época”, en cristiano) finisecular pero todo lo demás concuerda…

“La mayoría de los guardianes son igualmente lectores de pensamiento (!) e hipnotizadores, sugestionando ellos también a las desgraciadas víctimas, reprimendándoles luego por los mismos actos a los que las han abocado… Cuando un infeliz no sabe ya lo que hace y que ya no es necesario, para su locura, sugestionarle con frecuencia, se dice de él que “ya anda solito” [!!]. Es el término empleado por el gremio…”

Y, más caligaresco aún, el régimen onírico de Rollin:
“Los sueños tienen idéntico origen, los lectores de pensamiento fastidian a la gente durante el sueño, proporcionándonos telepáticamente sueños a cada cual más estúpidos, ya que se sueña con frecuencia con cosas que uno no ha visto jamás y que ni siquiera existen. Así pues no es la preocupación personal la que hace soñar, ya que en ese caso se soñaría con cosas naturales y sensatas; así que es una tercera persona (un manipulador de bolas [!!] macho o hembra como se llaman a sí mismos; comprended manipulador de cabezas) quien nos sugiere todos esos sueños y sin esos reptiles no soñaríamos jamás”…

Así que ya tenéis una estupenda excusa para volver a ver el Opus Magnum del expresionismo alemán (descargable ahora legal y gratuitamente en el Internet Archive) con otros ojos, como diría el propio Rollin…

Mi cabeza… Me da vueltas… Veo…

Veo…

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