lunes, 13 de octubre de 2008

Fenomenología del Báter


En El breviario de la mujer, prácticas secretas de la belleza, de la Condesa de Tramar (1903) leemos :

“Pese al profundo deseo de inmaterializarse, la naturaleza humana se ve forzada a confesar, en ciertas ocasiones, que debe someterse a exigencias asaz tiránicas e imprevistas y que debe renunciar a la apariencia poética de un cuerpo celeste, la soledad siéndole entonces indispensable (!!!).

La regularidad de estos hábitos meditativos (!) es una de las condiciones más serias de buena salud y por lo tanto de belleza; cuando la naturaleza se rebela contra el despejamiento (!!) la tez se vuelve terrosa, se produce un valo malestar, conmoviendo el organismo en todos sus engrenajes.

Hay que solicitar todos los días, a la misma hora, obtener el despejamiento necesario y forzar la mala voluntad a cesar su rebelión (!!);casi siempre el resultado es favorable al perseverar.

Hay que tomar, por lo demás, ciertas precauciones indispensables en ese retiro inviolable; las mujeres pueden contraer enfermedades dolorosas y la utilización de sillas, necesarias otrora debido a la ausencia casi total de los buen retiros (en español!) que el confort moderno prodiga, resultaba a menudo práctica.

La silla [se refiere a la chaise percée, con un agujero en medio] era personal, no se arriesgaba uno a sufrir el contacto de un predecesor pensativo (!) cuya distracción puede haberse manifestado bajo una forma cualquiera [!!].

Es pues lícito mostrar algunas reticencias nacidas de una delicadeza bien natural.
Las mujeres han de temer la neuralgia uterina que las amenaza por esa vía; viene a veces una impresión de aire fría que, aunque no llegue hasta la cara, no deja de ser engorrosa, creando un cruel malestar.

Finalmente, pese a lo interesante que puead resultar la lectura y la belleza que revelan los caracteres impresos, es peligroso y poco higiénico usar papel, y menos aún el impreso…”

Así se introducía la revolución del water-closet en las intimidades de la Belle Époque.

Son este tipo de lindezas lo que llevó a nuestro querido Pierre Louys a redactar su obscenísimo Manual de civilidad destinado a las niñas pequeñas.

La escatología preciosista de Mme de Tramar, por otra parte, nos recuerda la obsesión voyeurista por las heces de las Tramar modernas, las célebres dietólogas de reality show británicos… La obsesión por la salud sigue así siendo pretexto para los gustos más Extraños.

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