Proseguimos la galería de Libros Increíblemente Extraños hispanos con la singular Dolería del Sueño del Mundo, enorme y fantástica alegoría publicada en Amberes en 1572 por un tal Pedro Hurtado de la Vera, tal vez un judío portugués escapado del Santo Oficio.
La idea inicial es sumamente barroca: Morfeo sume al Mundo en un profundo sueño que durará seis mil años, desarrollando entre visiones el espectáculo de la vida humana antes de entregar al durmiente, brutalmente despertado, a los brazos de Carón, quien se lo lleva en su barca hacia un Más Allá con resabios un tanto paganos…
Lamentablemente la lógica alegórica transforma las aventuras “visionadas” en un enrevesado juego de conceptos, resumido por la propia amonestación del autor: “Duerme el Mundo y sueña ser Heraclio amor de virtud y fama, con el contrapeso de vanagloria, que es Honorio su criado. Logístico, la Razón que manda sobre ella, la cual cae alguna vez para levantarse con más fuerza como Antheo (…). Astasia es la sensualidad y hipocresía en hábitos de virtud. El deleyte, Idona, hermosa de cara, de obras fea. Melania, la malicia” y un largo etcétera, pasando por Morio, la ignorancia o Asosio, “la carne vagabunda”…
Pese al formateo alegórico, como ocurre frecuentemente en ese género tan fructífero desde la Antigüedad hasta el rococó, emergen algunos elementos genuinamente extraños. Citemos las extrañas transfiguraciones de los personajes (acto III, escenas 7 y 8, etc.) y, muy especialmente, los engaños del bosque encantado donde las sombras se hacen cuerpos y los cuerpos sombras y toda persona se duplica y llega a perder la conciencia de sí mismo.
Sin llegar a los delirios alquímicos de su contemporáneo (bastante más cachondo) Béroald de Verville en la alquímica Historia Verdadera de los Príncipes Fortunados (1610), Hurtado de la Vera se merecía una pequeña mención extrañística por sus sombras humanoides.
Ahí queda.
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