Hurtaut no sólo no fue anónimo sino que participó en la célebre Sociedad del borde del banco, salón literario que reunía a peña como Voltaire, Marivaux, Rousseau o el cachondo Diderot (del que volveremos a hablar).
Se trata de un opúsculo tan Increíblemente Extraño que sólo podemos hacerle justicia retomando su singular índice:
I. Definición del pedo en general
II. Las diferencias del pedo, especialmente del pedo y el eructo, y demostración total de la definición de pedo.
III. División del pedo. Problema. Acerca del pleni-vocal o gran pedo. Objeciones de los adversarios del pedo. Respuesta.
IV. Razón física inherente al buen sentido o el análisis del pedo diptongado
V. Desgracias y accidentes causados por los pedos diptongados. Historia de un pedo que hizo huir al diablo y le volvió completamente tonto. Casas liberadas de diablos por la mediación de pedos diptongados. Razones y axiomas.
VI. Del semi-coval o pequeño pedo. Del pedo neto. Del pedo aspirado. Del pedo medio. Causas de los pedos precedentes.
VII. Cuestión musical. Dúo singular. Bella invención para hacer escuchar un concierto a un sordo.
VIII. De los pedos mudos, conocidos como flatos. Diagnóstico y pronóstico.
IX. De los pedos y flatos, afectados e involuntarios
X. De los efectos de los pedos y los flatos. Su utilidad particular.
XI. De las ventajas de los pedos para la Sociedad.
XII. Medios de disimular un pedo para favorecer a aquéllos que tienen prejuicios.
XIII. De los signos de los efectos próximos de los pedos.
XIV. De los remedios y losmedios para provocar pedos. Problema. Cuestión química. Espíritu de los pedos. Los pedos de provincias. Pedos hogareños, Pedos de doncellas. Pedos de maestros en hechos de armas. Pedos de señoritas. Pedos de jovencitas. Pedos de señoras. Pedos de burgueses. Pedos de pastores. Pedos de viejas. Pedos de panaderos. Pedos de alfareros. Pedos de geógrafos. Pedos de cornudos. Pedos de sabios. Pedos de empleados. Pedos de actores y actrices…
Habréis reconocido ya algunos de los temas propios a la Ilustración Extraña ya aquí estudiados, tales como las utopías a lo Théophaigne, la sátira de la demonología, la parodia de la casuística.
La sátira se extendía a cantidad de aspectos de la sociedad de su tiempo como el debate sobre la ópera y la música (llamada querella de los Bufones) que dividió a la Europa erudita durante más de tres años y que recibe aquí fácil solución. Reconocemos el ataque ilustrado contra los prejuicios sociales en la pequeña anécdota de esa mujer que, por coquetería, no se tiró pedo alguno durante doce años, provocando su propia muerte por… retención. Su colega Rousseau no podría haber encontrado mejor ejemplo de la deformación social del individuo natural…
Fuera de las polémicas de su tiempo el libro se convirtió en un pequeño clásico para escatófilos, a medida que la “petomanía” se convertía en espectáculo privilegiado de la burguesía europea. Arriba tenéis una foto del inefable marsellés Joseph Pujol, maestro indiscutido del género, capaz de tocar, sin instrumento alguno Au clair de la lune… Resulta difícil, hoy en día, imaginar el éxito colosal de Pujol en el Moulin Rouge de la Belle Époque…
Poco después (Pujol ya había abandonado su talento –“el único artista que no paga derechos de autor”- y había abierto una panadería…) los Surrealistas, y más concretamente el estatologísimo Salvador Dalí, descubrieron el lindo tratado de Hurtaut y lo situaron en su justo y alto lugar (como siempre, claro).
Como bien dice la edición Rivages: “¿Después de todo, lector, no es vergonzoso que, con todo el tiempo que lleva usted pedéendose, no sepa aún cómo lo hace ni cómo debe hacerlo?”…
Ps. Para los que quieran una aproximación contemporánea al pedo pueden husmear Who cut the Cheese?, A Cultural History of the Fart de Jim Dawson
No hay comentarios:
Publicar un comentario