lunes, 12 de mayo de 2008

La policresia del Dr. Berillon


Contrariamente al ideario estético clásico del kalos kagatos (lo bueno como bello, e inversamente), hemos de reconocer que el odio más abjecto ha podido, en varios casos, ser innoble musa de Libros Increíblemente Extraños.

Y si no vean la singular carrera del Dr. Berillon, director de la Escuela francesa de psicología (en la foto, hipnotizando a un alcohólico anónimo!). Tras haber publicado tratados famosos sobre neurastenia, alcoholismo y el cerebro, comenzó, ya entrado en años, una singular Cruzada contra el enemigo patrio, Alemania. Estábamos en 1914 y el doctor no había podido enrolarse en el Ejército por tener ya 55 primaveras.

Decidió entonces poner todos sus “conocimientos” al servicio de su inmenso y frustrado odio. Para ello escogió un singular modo de colaborar al esfuerzo bélico: la mierda.

Efectivamente, por extraño que parezca, el Dr. Berillon partió en guerra contra la mierda alemana, en sentido literal.

Fruto de ello son tres textos singulares: La Bromidrosis fétida de la raza alemana (!), La Policresia de la raza alemana (La polychrésie de la race allemande) y, last but not least, ¿Como podríamos algún día entendernos con un pueblo que huele mal? (pregunta que los políticos y diplomáticos habían hasta entonces, incomprensiblemente, silenciado…).

En ellos aprendemos, entre otras cosas que un alemán produce más materias fecales que un francés…

“Ya en tiempos de Luís XIV se decía que sóo por el aspecto de la enormidad de los excrementos el viajero podía saber si ya había franqueado los límites del Rin (…) La proporción de materias fecales de los Alemanes, en efecto, se eleva a más del doble que la de los franceses”

… materias cuyo olor es, por lo demás, más fuerte:

“el hedor de los residuos estercolares alemanes no está en relación simple con la cantidad, la cual ya en sí constituye una inmensa incomodidad. La intensidad de las emanaciones malolientes se manifiesta, por el contrario, en una proporción geométrica. Si, desde el punto de vista de la enormidad, la proporción excremencial es doble, en lo que atañe al olor llega a proporciones inauditas, increíbles”…

O bien descubrimos que “el coeficiente urotóxico de los Alemanes es al menos un cuarto más elevado que el de los franceses. Eso quiere decir que si hacen falta 45 cms cúbicos de orina francesa para matar un kilogramo de cobaya, sólo harán falta 30 cms cúbicos de orina alemana, más tóxica, para obtener idéntico resultado…”,

Lo cual se debe sin duda a que “la principal particularidad orgánica del Alemán actual es que es incapaz de eliminar a través de su función renal sobreactivada todos los elementos úricos; debe pues añadir la sudación plantal: esta concepción puede expresarse diciendo que el alemán orina por los pies [!!]”.

De hecho, “desde el punto de vista anatómico, la medida del intestino revela en os alemanes una augmentación de unos tres metros (…) La ampolla rectal de los Alemanes llega a tener dimensiones considerables, en relación directa con la sobreactividad funcional de la cual es objeto. Sus esfínteres, como ha sido notado frecuentemente en anestesias quirúrgicas, tan sólo ofrecen una resistencia extremadamente débil…”

El caso singular del escatómano Dr. Berillon no fue, como sabemos, único en los anales de la histeria nacionalista y racista. Irónicamente, de hecho, se puede decir que prefiguró los delirios raciales nacional-socialistas de sus tan odiados y odoríferos germanos.

p.s Por cierto, os preguntaréis qué demonios quiere decir eso de “Policresia”. Este simpático neologismo se refiere a “movimiento peristáltico intensificado”, lo cual, ahora que conocéis las teorías de nuestro doctor, veís hacia donde apunta (sin pitorreo)...

2 comentarios:

Studiolum dijo...

Enhorabuena! Por fin un artículo detallado sobre el Doctor. Hace un año, cuando escribía mi post sobre él, no hallaba ninguno. A propósito, en un reciente comentario alemán enviado a mi post hallarás también algo más bibliografía.

Anónimo dijo...

Interesante la referencia, pero me parece que en el caso del Dr. Berillon el término castellano pertinente no es "policresia" sino "poliquesia" - como en "disquesia" - dificultad para defecar.