jueves, 24 de abril de 2008

Zingha


En la serie de Libros Increíblemente Extraños de nuestro querido siglo de las Luces (y sus correspondientes Sombras), tratamos ahora de una extraña y olvidada novela “histórica”, Zingha, reina de Angola de Jean-Louis Castilhon (1769).


Primera novela europea centrada íntegramente en la historia de África negra, Zingha levantó cierta polémica, siguiendo la historia de Ana Nzingha, reina de Ndongo (1581-1663) que había luchado contra los colonos portugueses (sus antiguos aliados) por el control del próspero tráfico de esclavos, disparado con el ciclo azucarero brasileño.


Al frente de los Mbundu, Nzingha entendió que, para prosperar, su reino tenía que situarse como intermediario de dicho tráfico y no como suministrador (¡!). Así logró un acuerdo con los portugueses, triunfando así sobre sus enemigos de tribus rivales africanas (las cuales se depredaban despiadadamente en busca de “materia prima” humana que no fuera la propia…). La reina llevó dicha “colaboración” hasta hacerse bautizar por la Iglesia católica, siempre ávida de salvar almas.

Como siempre, el taimado Hombre Blanco terminó haciéndole el lío a su aliado “salvaje”. Ana y los suyos se vieron obligados a huir, fundando un nuevo estado en Matamba, fuera del alcance portugués. Mostrando nuevamente su inteligencia, la reina ofreció acogida a todos los esclavos fugitivos en un original quilombo enfocado hacia la resistencia armada.

Encontró nuevos aliados en los holandeses, que estaban dispuestos a borrar a los lusos de Luanda pero, tras un ataque fallido de ambas fuerzas, Nzinga se retiró de nuevo a Matamba, convirtiéndola en un próspero Estado comercial.

A partir de estos hechos cuanto menos “exóticos” (la palabra ya hacía furor en los salones de la Europa ilustrada), Castilhon logra construir un extraño arquetipo prometido a un bello futuro: la femme fatale salvaje, capaz de asesinar a sus amantes y comerse (literalmente) a sus oponentes.

“Monstruoso ensamblaje de todos los vicios y todas las virtudes”, sublime y cruel, Zingha anuncia la Julieta del Marqués de Sade, quien brindará homenaje a Castilhon en su delirante reino psico-sexual de Butua, dentro de su Extrañísimo novelón Aline y Valcour.

Tremebundas orgías a golpe de látigo y cazuela (en el sentido canibalístico, se entiende), violaciones en serie de mujeres embarazadas, prostitución forzada, bebés machacados en morteros artesanales… La crueldad es, para Zingha y su vieja confidente, Run-Lan, un sustituto de la sexualidad.

Baste como ejemplo la siguiente escena, escogida al azar:

“Era Zingha, la propia Zingha, desnuda, los ojos brillantes con el fuego de la cólera, un puñal en la mano, abalanzándose en medio de los cautivos, golpeándolos, inmolándolos, masacrándolos, abriendo el torso del último que acaba de degollar, arrancándole el corazón, devorándolo y avanzando, formidable como el relámpago hacia los cuatrocientos contrincantes: "¿Cual de vosotros osará disputarme la dignidad suprema, que la propia Tem-Ba-Dumba vino a confiarme? Que lo demuestra, que se acerque, que venga y me siga en las tinieblas de la tumba de nuestra legisladora y pronto me veréis salir victoriosa, empapada en su sangre y arrastrando tras de mí sus miembros desgarrados"...

La violencia aberrante de Castilhon contrasta con la producción “exótica” de su época, seguida tímidamente por algunos heterodoxos como Lesuire, quien en su L’aventurier français presenta una República femenina que reduce a los hombres a la más abyecta esclavitud, transformándolos en juguetes y ridículas monturas (según una antigua iconografía que remonta a una leyenda medieval relativa a Aristóteles).

Demasiado poco para Zingha, diréis.

Y tenéis razón.

Rindamos aquí homenaje a la fuente viva de todas las lúbricas y sádicas Amazonas de los Pulps y los Men’s Adventure Magazines (ahora magnificamente homenajeados por la editorial Taschen) revividas, años más tarde, en las infra-humanas películas de caníbales italianos...


p. s. Hay copia facsímile bajable en francés en:
Zingha


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